Escrito por Greybar Abel Tapia, estudiante de psicología, apasionado por la lectura.
Hace poco, alguien me había solicitado un pequeño favor relacionado con la instalación y uso de un scanner, la persona tenía la idea de que este tipo de cosas era algo que yo hacía a menudo -nada más alejado de la realidad-, sin embargo, me resultó irónico que lo único que hacía posible para mí hacer algo para lo que no tenía la experiencia previa era detenerme a leer.
Esto me trae imágenes de momentos en los que he visto a personas, y también a mí mismo, en situaciones donde requerimos de informaciones importantes que al final siempre han estado delante de nuestros ojos pero no nos habíamos detenido a leer.
NO OLVIDEMOS LA FURNCIONALIDAD DE LA ESCITURA Y LA LECTURA
Inicio con esta breve anécdota para resaltar la ironía, con matices de amargura, de que pese a encontrarnos muy adentro en la era del internet y la accesibilidad al conocimiento, tendemos a ser un poco perezosos al leer. Estoy seguro que muchos de nosotros hemos escuchado la frase “es que la gente no lee” y, si lo reflexionamos bien, esto no habla de la cantidad de personas capaces de leer sino, de la tendencia a no practicar el ejercicio de detenerse a leer. Claro, a todo esto se suma la aparente exigencia de estos tiempos de acelerar todo proceso o actividad, la vida es más acelerada, a una velocidad que sobrepasa, casi siempre, nuestras capacidades humanas.
La escritura y la lectura son la base de todo el conocimiento desde hace milenios, es a través de estas que que el conocimiento ha prevalecido hasta nuestros días y lo seguirá haciendo. No importa cuánto avancemos y cuánta innovación traiga la era moderna, la escritura y la lectura trascienden todo esto con creces, es algo ligado a nuestra historia. Definitivamente todo profesional siempre necesitará dedicar tiempo a la lectura para la obtención de nuevos saberes así como a la escritura para contribuir a la posteridad.
Y lo anterior es tan cierto que asociamos la lectura a la supervivencia de nuestra especie. Como dato curioso, existe un monumento en Georgia, Estados Unidos, erigido en 1979 con un solo propósito, proveer las instrucciones a seguir para el restablecimiento de la sociedad humana tras un apocalipsis (si este llegara a suceder), escrito en 8 idiomas. Ahora imaginemos por un momento que sobreviviéramos a un apocalipsis y que al leer estas instrucciones “se nos pase por alto algún detalle” solo por no habernos detenido a leer con cuidado -espero resulte tan gracioso como a mí lo exagerado de este ejemplo-.
PERENNE E INTRÍNSECO A NUESTRA HISTORIA
Tenemos el deseo natural de seguir avanzando y capacitarnos para mayores obras así que es un lujo que no podemos darnos el dar por sentado lo que tenemos delante nuestro, concretamente, no asegurarnos de haber leído adecuadamente. Es imprescindible detenerse, observar y tener la certeza de aquello que hemos leído.
Esto tiene igual importancia aún en las pequeñas cosas, un gran sabio dijo una vez «La persona fiel en lo mínimo también es fiel en lo mucho» (porción de Lucas 16:10-12); En ese sentido, es de esperarse que si tendemos a pasar por alto detalles en aspectos pequeños cómo podría ser al leer un enunciado, una publicación informativa u otro similar, será muy probable que pasemos por alto aspectos más grandes e importantes que exigen nuestra mayor atención por la cantidad de elementos o por el contexto en que se presentan. No obstante, detenernos a leer con cuidado disminuye la probabilidad de pasar por alto detalles en la vida.
Muchos son los estudios que arrojan tantos beneficios sobre leer que resultaría pretencioso enumerarlos aquí, y es que la lectura cubre aspectos psicológicos, sociales y culturales, en definitiva leer es inherente a nuestro crecimiento personal y profesional. Así que asegurarnos de leer plenamente es un paso a procesos más plenos y nos acerca un poco más al éxito tanto individual como colectivo.
Sin lugar a dudas la escritura y la lectura son parte innata de nuestro desarrollo y evolución, y lo seguirá siendo siempre, así que, leamos de tal modo que mañana ya no escuchemos con frecuencia la frase “pero es que la gente no lee”.
Ahora bien, ¿Y tú, qué opinas?
