El inicio de cada año es un tiempo propicio para tomar acciones sobre tu vida y para decidir sobre aquellas cosas que consideras importantes para ti. Recuerda que tus actitudes juegan un papel muy relevante en la consecución de objetivos y metas, por lo que debes evitar a toda costa asumir la actitud de víctima, en tanto que te animo a adoptar la actitud de actor, y es que entre víctimas y actores las diferencias no solo son muy evidentes, sino que redundan en resultados muy diferenciados unos de otros.
Las victimas siempre encuentran motivos para quejarse; los actores buscan los medios para hacer la diferencia.
Las victimas consideran que las condiciones son desfavorables, que los empleadores son desconsiderados al pedir tales o cuales condiciones de los candidatos; los actores entienden que cada situación puede ser reenfocada y aprovechada de modos distintos, analizan las exigencias del mercado laboral y procuran adecuar sus capacidades y experiencias a dichas condiciones.
Las victimas consideran que ellos padecen de “mala suerte”; los actores asumen la responsabilidad de sus actos y procuran construir su propio destino, uno distinto al que las circunstancias intentan imponerle.
Las victimas están llenas de deseos, pero sufren de una grave pereza pues su sueño de progreso descansa sobre un número de lotería o la ilusión de que algún día ocurrirá “algo” que cambiará sus vidas; los actores tienen metas, las cuales revisan periódicamente y procuran alcanzar por medio de planes y proyectos.
Las diferencias entre víctimas y actores son muchas, pero mi interés no es enumerarlas todas aquí, de seguro ya habrás pensado en algunas de las que no he mencionado. El ánimo de este breve escrito es invitarte a asumir el rol de actor de tu vida y emprender los sueños y proyectos que abrigas en tu mente y en tu corazón.
